viernes, 29 de julio de 2011

Regreso a Cuba: Crónica de una muerte anunciada.

 


Por JtvLion.


“…Por la soberbia e injusticia del mundo, la revolución pudiera caer en hombres que olvidasen el derecho y el amor de aquellos que pusieron en sus manos las armas del poder y la gloria…”  José Marti



Hacia 11 años que no regresaba a mi país. Desde que salí de allá en busca de libertad y muchos sueños, ni siquiera había pensado en la posibilidad de regresar, a causa de las incontables desilusiones que había sufrido mientras vivía en la isla y a pesar de haberme caracterizado por ser, a carta cabal, un profesional trabajador, honrado y dedicado por entero a su trabajo y a su familia.

La pérdida física, tanto de familiares como de amigos, así como la certeza irrebatible de que los años pasan inexorablemente e inevitablemente nos vamos poniendo viejos, mas la nostalgia que nos envuelve cuando pasa tanto tiempo sin darle un abrazo a los seres más queridos, me animaron a tomar la decisión de que ya era hora de planificar un regreso del cual no estaba muy convencido, pero que igualmente me entusiasmaba por el hecho simple de poder disfrutar lo que quedaba de mi familia y de un puñado de amigos. La idea de compartir viejos y muy buenos momentos y de participar y convivir con nuevas vivencias fue suficiente para que finalmente me alentara a realizar mi viaje.

Como quiera que nuestras intenciones (viajamos mi esposa y yo) nunca fueran viajar como turistas, no es menos cierto que de alguna manera se nos mire como tal. Aunque, en nuestro caso, nos alojamos en casa de mi hermano menor, ir a Cuba significaba más que unas vacaciones de asueto y festividades una oportunidad para poder coexistir con familiares y amigos entrañables –mi esposa, además, quería conocer a la parte de mi familia que no conocía y, por qué no, percibir en carne propia la veracidad de mi anecdotario como cubano- y de alguna manera ayudar eventualmente dentro de nuestras posibilidades a todos sin excepción, pues todos sin excepción tienen necesidades perentorias y de primerísima urgencia las cuales están muy lejos de poder solucionarse aun siendo extraordinariamente espléndidos.

No intentare hacer muy descriptiva la narración. Ni siquiera pretenderé entrar en penosos detalles que avivarían aun más la animadversión que sutilmente yacía en mi corazón, a pesar de creer que iba preparado a enfrentarme al pasado como un cubano más y sin importarme cualquier contratiempo que inequívocamente saldría a flote. Estábamos preparados para el sofocante calor, los “apagones”, la falta de papel higiénico, la falta de comida, la falta generalizada de higiene. Estábamos preparados para transitar las calles destruidas, para ver el abandono total de la ciudad, para no encontrar muchas cosas y lugares que antes de irme existían. Estábamos preparados para las moscas, el agua hervida y el cubito de agua caliente para el baño. Estaba preparado, -créanme, lo juro- para conducir el auto por una Habana donde nunca conduje antes y donde la gente se te lanza encima sin importarle si le das un golpe o no y sin pensar siquiera que estas conduciendo un artefacto de mas de 3 toneladas puede causar lesiones gravísimas. Estábamos preparados para ceder el paso a las personas, para las “colas”, para las paradas llenas de gente esperando el ómnibus, para lidiar con la falta evidente de señales que “controlan” el tráfico en la ciudad. Estaba preparado para enfermarme inclusive o para recibir una multa de un oficial de la policía por mi falta de experiencia en conducir por una ciudad tan endemoniadamente loca. Pero, no.

Creímos que estábamos preparados. La verdad, estábamos muy equivocados.

Para lo que nunca me prepare, ni remotamente pensé que sucedería algo así fue para la casi absoluta falta de respeto, la falta total de conciencia social, la falta rampante de educación formal y de educación total, de atención cordial, de cortesía, de hospitalidad. El monstruoso abuso y la bochornosa desconsideración con la que lidia diariamente el cubano de allá todos los días que, me imagino, es algo a lo que están ya acostumbrados, es lo mas cercano que he podido ver con mis ojos y sentir en carne propia que se asemeje a la indignidad y a la ignominia. Nadie me lo contó. No lo leí en alguna parte. Lo pude palpar bien cerquita.  Desde las internamente corroídas instituciones estatales, las cuales tratan, ya no solo a los cubanos, sino a todos los que necesitan que se les preste algún servicio, sean de la nacionalidad que sean, incluyendo a mi esposa, quien es mexicana, mucho peor que si fueran objetos, ya no seres humanos. Le he dado a un objeto inanimado mejor trato que suele dársele a la gente en Cuba. En la oficina de Inmigración y Extranjería, los funcionarios que allí trabajan para supuestamente ofrecer un servicio a los ciudadanos son tan incapaces, indolentes, desinformados, ineficientes e ineptos, y existe tanta prepotencia y desprecio por sus coterráneos y donde la afrenta, la humillación y el maltrato dispensados son el pan de cada día que lo acontecido en ese lugar maquiavélico y surrealista es tan diabólicamente preconcebido que imagino sería solamente una diezmilésima parte de la interminable y brutal pesadilla que sufren actualmente los cubanos. Además, la sencilla circunstancia de poder “tumbarte” lo que sea al ver que vienes de otro país, es tan repasada, abierta y deliberada que raya la inmoralidad y la indecencia. ¿Requiere una ciudadana mexicana una visa para salir de un país? Si, desde luego: en Cuba. Si entras al país (lo cual es el propósito de una visa) con visa de turista A1, la cual fue concedida, necesitas una visa familiar A2, para… poder salir. Y claro esta, todo el proceso cuesta dinero. Cargos arbitrariamente adicionales a lo que ya pagaste por ello para poder entrar y permanecer en el país.

Si vas a un centro comercial, y das las gracias por el servicio ofrecido, te miran como si fueras un extraterrestre. Y es que el hábito de ejercer la educación formal se ha ido degradando de tal manera que es apenas una cualidad fosilizada. Se ha perdido el encanto de esas palabras mágicas que funcionan en todo el mundo: Gracias, por favor, lo siento, Buenos días…. Y si te encuentras con aquellos que porque tienen un empleo, digamos, por encima de la norma, es decir, aquellos que trabajan en los TRD –tiendas de recaudación o recuperación de divisas- , restaurantes, (pertenecientes al Estado, claro esta)  CUPET, (Estaciones de gasolina)  los hoteles, los centros comerciales, y que de alguna manera se sienten privilegiados o bendecidos por el Santo Sepulcro o la Ecuménica Constitución del Cangrejo, te miran como a un insecto y donde quiera que vayas la desatención y el mal trato está a la orden del día. Los precios están literalmente por las nubes, lo que alienta a pensar en la posibilidad de cuestionarse la capacidad de los cubanos – ¡y de los turistas!- de adquirir artículos apremiantes cuyos costos son descomunalmente abusivos. Al cubano de a pie se le ve desencajado, abrumado por la tristeza y la desesperanza y poseído por un inamovible conformismo que promueve el desapego y la aversión. El cubano esta tan identificado con la miseria, el menosprecio, el ultraje y la falta de todo derecho a las libertades civiles cultivado con todo propósito a lo largo de 52 años de malvivir por el régimen despótico, autoritario y genocida de los Castro, que todo indica que sobreviven en una burbuja carente de horizontes. Eso, una burbuja con un techo limitado ex profeso, rodeada por un perímetro carcelario, donde la ambición mas casta, los sueños encadenados y el deseo innato de aspirar a dar un paso más se ha ido disipando completamente del libre albedrío de los cubanos. Es ya un cuestión de conciencia social, la que se ha ido asfixiando lenta e irremediablemente durante tantos años por causa del capricho, la paranoia y la chifladura de un sujeto cuyo único mérito ha sido la destrucción calculada, absoluta y sistemática de una tierra que resplandecía por su nacionalidad, economía, cultura e identidad nacional reconocida en el mundo entero y también por su generosidad, hospitalidad, educación, alegría, y decencia. Reconstruir Cuba como país podría ser una cuestión de dinero y algo de tiempo. Sin embargo, recuperar a Cuba como nación y a sus valores morales, su ética y la identidad y consonancia del cubano de la isla podría ser la tarea más ardua y difícil de todas.

“…El funcionarismo autocrático abusará de la plebe cansada y trabajadora. Lamentable será y general, la servidumbre. […] De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se les llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios. Pues esclavo es el que trabaja para otro que tiene dominio sobre él….”   José Marti

Ahora puedo comprender el sentimiento de muchos que abandonaron nuestro país y nunca quisieron regresar. Ahora me identifico con aquellos que renunciaron a ver a sus seres queridos y se resignaron a no volver. Ahora puedo sentir realmente el dolor que significa ver como han arrasado y desolado a un país que era orgullo del continente americano. Me fui de allá con el espíritu apesadumbrado por la barbarie y el desconsuelo provocado por un fanático que traicionó a un pueblo entero que lo encumbro y confió en el, de ver las ruinas de mi país devastado y la desolación y el desamparo de la identidad cubana. Me fui de mi país, con la inevitable aflicción de la decepción y la congoja ineludible por el dolor que me causa ver a mi Cuba querida convertida en el río Estigia de la mitología griega. Pero, lo que más me duele, es saber que soy cubano, arraigadamente tradicionalista hasta el tuétano (a pesar de ser norteamericano por naturalización). Cubano de guarapo, café, rumba, tabaco y frijoles negros por los cuatro costados y sentirme –mejor dicho: que se me haya hecho sentir- como un extranjero en la mismísima tierra donde nací, crecí, me eduque, trabaje y me hice hombre. Mi viaje a Cuba y mi reencuentro con mis raíces podría describirlo como la némesis de una identidad cuidadosamente cultivada por generaciones de ancestros, la cual por mi propio esfuerzo he intentado conservar contra viento y marea, y a pesar de múltiples conflictos de idiosincrasia y de índole interna y espiritual, pero cuyo ocaso gradual y cada vez mas creciente es incontenible dentro de la dura y tristemente absurda realidad cubana. El alma y el espíritu de los cubanos se han convertido en apenas una sombra errante condenada a vagar y deambular indefinidamente entre el aturdimiento y el desconcierto. Ni más ni menos, la crónica de una muerte anunciada.






martes, 12 de julio de 2011

Hasta cuando


Si eres cubano, gracias a dios primero, serias en todo caso el colmo de la mala suerte, mas en segundo termino gracias a los gobernantes de una y otra parte en eterno conflicto, serias también un tonto con mayúscula, pero no mezclemos la religión con la podredumbre humana quien es la causante de sus propios males, no podría creer que Dios creo al hombre a su imagen y semejanza cuando El es impoluto, entonces, si tal fenómeno fuese así, Dios seria en todo caso un cínico, pero regresemos y supongamos que en principio nuestro creador no tiene nada que ver con estos señores, echémosle la culpa a la manzana y la serpiente y por que no, también a Eva para mantener felices y librar de toda culpa a los machos  pecadores.

La cuestión es, que da igual si son o fueron ilustres combatientes revolucionarios o burócratas de elite constitucional los que gobiernan, de igual forma se han esmerado por hacernos mas difícil la vida a los cubanos. Pese a  que en los EUA gozamos de privilegios migratorios que la mayoría de otras nacionalidades tercer mundistas no tienen, con la salvedad  que la gran mayoría de estos no viven bajo una dictadura comunista, aunque para el caso da lo mismo si en cualquier sistema te explotan, te roban la vida y hasta los calzoncillos después de muerto, hurto sustentado en leyes de la misma naturaleza animal bien justificadas por la cual también, el gusano tiene derecho sobre tu cuerpo, y las que no, como las democráticas, cuales emanaron de algún profeta político inspirado siempre en la bondad del gran soberano, con el único fin de mantenernos controlados, hundidos o agobiados, ya sea en vida o muerte, y tanto así, que aun después de muertos e ingeridos por los gusanos, tenemos que lidiar con  el purgatorio, resumiendo, que si fueses un dios, semidios o mortal, de igual forma te encontraras regido por la ley jerárquica ya sea en la tierra como en el cielo si no dispones del capital que es sinónimo de poder, cual define a los mortales tajantemente dependiente de este, cosa que por motivos de realidades no podemos adivinar mientras somos concebidos, y gracias a esto, permanecemos libres hasta cierto punto durante el tiempo de gestación y luego durante los primeros años de nuestras vidas de semejante monstruosidad. Si por un instante pudiéramos adivinar tal cosa, de seguro interrumpiríamos la unión fecunda de óvulos y espermatozoides. Tener que enfrentarse a una sociedad tan salvaje puede en algún momento hacernos pensar en la opción de autodestrucción, para así librarnos de tanta infelicidad. No quiero sonar caótico ni mucho menos, tampoco entrar en comparaciones geográficas u economicas, el punto es, que da igual donde te encuentres siempre tendrás que lidiar con un sin numero de problemas y para problemas en este caso en particular el de la sociedad cubana, que aun dividida por un sinfín de motivos se ve obligada a reinventarse para poder ayudar a sus familiares, de tal manera la política entre las dos partes lejos de mejorar las condiciones las empeoran.

Con el nuevo presidente de los estados unidos Barak Obama, la flexibilización de los viajes y la remesas a cuba se hicieron realidad, cosa positiva, ya que con la anterior administración se habían restringido. Gracias a esto, los cubanos residentes en el exterior obtuvieron mejoras para poder viajar a la isla y enviar dinero a sus familiares necesitados, pero aunque alivio algo sus necesidades mas profundas no lo fue para el bolsillo, cosa que no era motivo para alegrarse. De echo para viajar hoy día a cuba es necesario disponer de suficiente dinero para efectuar los tramites que exige el gobierno cubano. Una de las exigencias es que debes tener un pasaporte vigente con su respectiva autorización de entrada, cual caduca cada 2 años y debe ser renovada, dicha renovación cuesta 160 dólares estadounidenses mas 20 dólares si no es presentado en persona, incluyendo el coste del envío de ida y retorno por correo ya que la Sección de Intereses en Washington no se hace responsable del retorno. Para renovar un pasaporte que expira cada 6 años, los ciudadanos cubanos tienen que desembolsar 350 dólares mas todo lo mencionado anteriormente si es el caso lo amerita. Muchas personas residentes en el exterior lo hacen a través  de agencias de viajes que se ocupan de estos tramites y quienes cobran altas comisiones. Una ves que tienes los documentos en regla, debes reservar un pasaje de ida y vuelta, las aerolíneas Charters que viajan a cuba no venden billetes ONE WAY  como las aerolíneas regulares, por no poder garantizar después el retorno dada la inestabilidad política entre las dos partes y porque además, el gobierno cubano así lo exige. El coste de un pasaje en temporada alta, digamos Junio, Julio, Agosto, puede llegar hasta los 500 dólares en un viaje de 20 minutos desde los EEUU, incluyendo el seguro medico, vamos, un abuso. Unos de los motivos de estas subidas son, las tasas aeroportuarias tan elevadas que impone Cuba, sumando el % de ganancias por cada pasaje vendido, además de la subida del combustible, pero sigue siendo excesivo si comparamos los costes por millas recorridas de otras aerolíneas internacionales. Con  relación al equipaje, la cantidad suele variar, pero producto  a la escasez por la decadencia de la economía cubana, las nuevas normativas aduaneras de la isla autorizaron el transito de medicinas y alimentos libres de cargo.  Pero esto no aplica en otros países donde debes pagar  impuestos por exceso de equipaje. Una vez en territorio cubano, si vas con algunas libras de mas que no sean de medicinas o alimentos, tendrás que desembolsar otra cantidad dependiendo de cuantas llevas de sobre peso, la cantidad estipulada es de 30 kg, si la rebasas tendrías que pagar en CUC divisa convertible, por cada libra extra 5 CUC, al cambio de moneda 1 dólar = 90 centavos CUC + 25 CUC impuesto de aeropuerto el día de la salida del territorio cubano. Vamos, que mires por donde lo mires, un viaje a cuba cuesta un fortuna o de lo contrario solo tendrás que ir con las manos vacías, cosa que resulta casi imposible cuando llevas tiempo sin ver a un familiar.


Pero aquí no acaba el abuso, en los EEUU como en cuba y el resto del mundo, hacer una llamada telefónica es un privilegio que no todo cubano puede darse por los excesivas tarifas, cosa que resulta un buen negocio a posta de la sociedad cubana residente en el exterior, para cualquiera que desee acariciar una fortuna esta es una buena opción. En los Estados Unidos, las compañías telefónicas recaudan anualmente millones de dólares en conceptos de llamadas solo hacia cuba, las tarifas varían según la compañía telefónica y la ubicación geográfica, entre 75 centavos hasta 4 dólares el minuto de una llamada hacia territorio cubano quien funciona como operador local e impone cuotas altas a pagar por derecho de conexión, así obtienen en concepto de llamadas desde el exterior millonarias sumas de dinero, como consecuencia , el cubano residente en los EEUU con familiares directos en cuba se gasta al año una media de 50 dólares en llamadas de corta duración, es decir, los aporte de la sociedad cubana al resto del mundo y como principal receptor cuba, son incalculables.

Los cubanos que viven en el exilio o mejor dicho, residen en el exterior, nos vemos en situaciones bastantes difíciles cuando disponemos de tiempo pero no de dinero para afrontar cualquier necesidad de índole familiar, los gobiernos en vez de proveer bienestar, facilidades para sobrellevar esta situación en tiempos de penurias económicas, hacen lo contrario, nos desangran sutilmente, no discriminan para sacarnos los ahorros con tal de mantener sus políticas que solo les aporta ganancias, aun sabiendo que en el fondo nos pertenece y no es nuestra la mayor satisfacción, si no de ellos, unos mentecatos que gobiernan  y que no son mas que los responsables de los problemas de la sociedad cubana.

La vida no es fácil para la gran mayoría, entonces el  sacrificio es impagable tanto para los de allá como  los de aquí, y por mucho que intenten representar nuestra gente y hacerles ver que algo se hace, siempre serán remanentes de lo que se supone que debería de ser.

lunes, 11 de julio de 2011

Como ponerse de acuerdo

  



¿Quien tiene la razón? Pues se supone que todos la tenemos o nadie la tiene. En este dilema nos encontramos los cubanos de Miami, quienes por un lado reclaman el derecho de visitar a sus familiares y enviarles dinero, y por la otra parte, quienes se oponen a la flexibilización de los viajes y las remesas.

Es bien conocido que la comunidad cubana en Miami este dividida entre los que están a favor y los que están en contra, aun cuando abrazan la esperanza de ver a Cuba en libertad, pero resulta que existen determinadas razones evidentes para las dos partes. Es humanamente comprensible que los cubanos que residen en Miami ayuden a sus familiares en Cuba, cuando estos no disponen de recursos para obtener los artículos de primera necesidad que solo pueden encontrar en las tiendas de divisas. Durante mucho tiempo en la isla, estas tiendas de captación de divisas han ofrecido a las personas que disponen del capital extranjero una infinidad de artículos y productos que no se brindan en los mercados estatales a los que la población en general tiene acceso directo para adquirir los escasos productos que ofrecen y que están regulados por la libreta de racionamiento impuesta por el gobierno cubano a principio de la revolución, pero en los mercados estatales, los productos escasean y por lo general, la dieta por personas no rebasaba las mil calorías diarias. De ahí, que en los años 90 en pleno periodo especial, se desatara la neuritis óptica, una enfermedad causada por la falta de vitaminas en el cuerpo. Las vitaminas y minerales que se necesitaba escaseaban en aquel entonces por la hambruna y dado que la economía cubana no ha podido recuperarse, por la ignorancia de sus gobernantes y los desafortunados desastres climatológicos. La dieta sigue sin rebasar las 2000 calorías requeridas. Por eso, toda ayuda que puedan recibir las familias cubanas es poca, además, tampoco puede negárseles el derecho de reunión familiar tantas veces como se desee por una cuestión de necesidad afectiva y de lazos familiares, las cuales nunca se pueden cuestionar porque yacen fuera de cualquier argumento; es de hecho un ingrediente del corazón.

Desde otra óptica analítica, esto ha derivado que en la Cuba revolucionaria que tanto defienden los comunistas, por ser un sistema que aboga por el igualitarismo -sin tener en cuenta la individualidad de la naturaleza humana- y por ofrecer como formula un sostenido equilibrio social basado en la ideología marxista-leninista, ya sea sin duda una errada quimera, ya que siempre existirán diferencias de clases, ya sean trabajadoras o dirigentes etc., y Cuba no es la excepción. Hoy día estas diferencias se palpan entre los que tienen recursos y los que no lo tienen. El fracaso de la revolución cubana ha sido general en todos los aspectos de la vida. La degradación de la sociedad ha sido significativa y evidente, pero la tozudez gubernamental sigue en vilo hasta el presente y se niega a dar pasos significativos en el plano económico y social por miedo a poner en peligro el poder que ostentan desde hace más de medio siglo.

Por otra parte, la ruptura familiar ha sido desde el triunfo de la ¿revolución? una muestra de lo que puede lograr un gobierno mediante el control, la represión y la manipulación de la sociedad. Unos de los capítulos mas bochornosos en la historia de cuba fue la crisis del Mariel en el 80, conflicto totalmente maquinado por el gobierno, cual forzó a las familias y a la población a entrar en confrontaciones de tipo ideológicas y segregacionistas, sembrando el odio hacia quienes optaron por abandonar el país buscando libertades y oportunidades de vida. Todavía hoy muchos cubanos que fueron maltratados y humillados públicamente al estilo “chovinista”, siguen guardando en sus corazones aquellos días oscuros cuando recibieron por parte de sus propias familias, amigos y vecinos el rechazo mas cruel que se le puede dar a una persona, como también en los primeros años de la revolución, muchos opositores del nuevo régimen fueron encarcelados y fusilados. Jóvenes revolucionarios que lucharon contra la dictadura batistiana. Es notable señalar, que en el transcurso de estos 50 años de gobierno comunista las muertes se han ido sumando y la que mayor peso tiene son las referentes a las salidas ilegales de cuba, centenares de familias cubanas sufren por la perdida de algún ser querido por este motivo.

No es de extrañar, que muchos se opongan a cualquier flexibilización de medidas de tipo económica hacia Cuba y esto también es comprensible cuando es evidente que el mayor beneficiario es el gobierno cubano, quien controla todos los recursos del país y ejercita el papel del verdugo. Para estos que se oponen la moral es su arma justiciera y advierten con todo el derecho su total desacuerdo con cualquier propuesta que ayude económicamente al gobierno castrista. Claro, en este caso quienes sufren las consecuencias directas es la población desfavorecida de este privilegio y las familias de quienes han huido en busca de nuevas oportunidades.

Algunos han dejado sus familias, amigos, sus seres queridos que ya no están, su tierra amada, sus mejores años de juventud e infancia, sus penas y fracasos, sus sueños mas grandes en una Cuba que fue prospera en una época, en una Cuba que después cada uno la imagino a su manera, como un paraíso terrenal. Es difícil romper el vínculo, por eso es comprensible que todos vivamos esa dualidad de amor y odio hacia todo lo que brota de ella, nuestra tierra querida. Pero en lo que una inmensa mayoría esta de acuerdo, es que quienes la han destruido han de pagar con justicia.
 

"Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía....Un hombre que obedece a un mal gobierno, no es un hombre honrado."  (José Marti)