La noticia del año sin duda es la muerte de Osama Bin Laden quien ha acaparado la atención de los medios informativos del mundo. Al parecer, el enemigo publico numero uno de los EUA le han dado muerte en una espectacular operación militar. Podemos imaginar que detrás de esta acción existe el convencimiento de que la suerte ha favorecido al presidente Obama para las elecciones del 2012. La muerte de Bin Laden hubiese sido para cualquier político un caviar de vitrina, un full de ases de popularidad para una posible reelección, que Obama aprovechara para su campaña, pero no hay que engañarse. En la política como en el ajedrez todo puede cambiar. Esta acción además del beneficio político, también aportara grandes sumas de dinero para seguir financiando la lucha contra el terrorismo. El justificante para mas tiempo y dinero sobre los territorios ocupados se hizo efectivo con esta victoria contra Al Qaeda. Como consecuencia, los contribuyentes seguiremos desembolsando mas dinero, mientras que la economía sigue patas arriba. Esta especie de campo de fresas en optima madurez seguirá recolectando ganancias que no deja indiferente a ningún político, no obstante, es difícil calcular los beneficios políticos de esta acción, pese a que en America cualquier cosa que pueda ser convertida en relevante formara parte de la estrategia para conseguir votos. Pienso, que como todo lo trascendental, el caso particular de Osama Bin Laden pasara a la historia precipitadamente y nadie podrá detener su destierro de la memoria del pueblo norteamericano agobiado por la mala situación económica que atraviesa el país. No hay mejor caldo de cultivo que una mala economía que, por el momento, parece irreversible para que el nivel de popularidad de un presidente caiga a ras de suelo, restandole valor al golpe contundente que le propinaron a Al Qaeda. La cruz de los asesores del presidente después de la muerte de Bin Laden será menos pesada, pero la reelección con la vendida flor de la unidad patriótica no tendrá el mismo encanto de seducción para el pueblo estadounidense. El capital es tan importante, que de el depende el estado anímico de los ciudadanos para la distracción con lo que indirectamente creen que no les afecta el bolsillo, pero lo cierto es, que toda decisión que toma la Casa Blanca, termina de alguna forma despojándonos de los ahorros tan importantes para vivir en esta sociedad tan encarecida.
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