martes, 14 de junio de 2011

Lebron James... ¿Jaque al "Rey"?

Por JtvLion.

En el deporte, a veces, la pasión derivada de un gran fanatismo, puede conducir a actitudes extremadamente egoístas e injustas si tomamos en cuenta la crueldad manifiesta hacia algunos jugadores que, debido a su gran talento, increíble capacidad y extraordinario nivel de juego, se constituyen a si mismos en el foco principal de los medios de comunicación, los críticos y analistas y el publico en general. Siendo así, la enorme presión que cargarían sobre sus hombros y su equilibrio emocional, mas que un compromiso mediático o un afán personal, seria una lucha sin cuartel, agotadora en exceso, en la que, día a día, confrontarían estos atletas en el intento por alcanzar su meta mas preciada. Si lo logran, no solo alcanzarían la gloria, sino que muy a pesar de todos, ya sean seguidores o detractores, podrían reivindicarse a si mismos. Pero, ¿Qué sucede en el caso de que fracasen en su búsqueda?

Sencilla y llanamente, lo que les cae encima es una tormenta de críticas, un aluvión de improperios, una purga de cuanta palabra haya dicho con anterioridad para usarla en su contra y un rechazo rotundo a ese atleta unido al descontento y la frustración destructiva de todo eso y aquello y “aquellos” que lo colocaron en lo alto de la cima y ahora, en la caída, le dejan despeñarse irremediablemente.

Eso es lo que ha sucedido con LeBron James y el Miami Heat. El no haber logrado ganar el trofeo Lawrence O’Brien, en la finalísima de la NBA y haber caído ante los Mavericks de Dallas en 6 de 7 partidos, se ha constituido en la razón principal de uno de los ataques mas crueles y despiadados de los que últimamente se hayan tenido noticias en el ámbito deportivo hacia un atleta –a mi modo de ver, el mejor de la NBA- y su equipo.

Muy injusto.

Independientemente, de que a duras penas, excepto en Dallas, se haya querido reconocer el magnifico trabajo de los Mavs, lo cual tambien deja mucho que desear, muchos se han olvidado de que, gracias al talento de LeBron James, Dwayne Wade y Chris Bosh, el Miami Heat, llego a la final de la NBA, aun cuando muchos todavía no le daban crédito, por lo sucedido en la temporada regular y porque muchos, sencillamente no creían en ellos. 

Pero, llegaron. Eliminaron incuestionablemente a sus rivales de turno: Philladelphia’s 76ers, Boston’s Celtics y Chicago’s Bulls. Y cuando esto sucedió, ya nadie dudaba de la capacidad del equipo y prácticamente todo el universo literal le puso la etiqueta de favorito y le colgó la medalla de campeón. Y a LeBron, lo elevaron de tal manera que llegaron a compararlo nada más y nada menos que con Michael Jordan. Pero, perdieron. Y el mundo se vino abajo. Ahora bien ¿quien provocó toda esta comedia? ¿Quién o quienes crearon esa enorme expectativa, para después, lavarse las manos como Poncio Pilato y culpar de todo a LeBron James, básicamente, que estoy seguro que puso alma, corazón y vida, mas todo lo demás con tal de conseguir el sueño que lo trajo a Miami? ¿Donde esta el verdadero culpable?

LeBron James

Según Freud, “… la crueldad es el medio de superar la experiencia de la perdida del objeto amado; con la crueldad se retiene al objeto. El sufrimiento provocado, es entonces, el medio para conservar el objeto. […] La crueldad es además un intento de recuperación del goce perdido y una herramienta de la neurosis para restaurar heridas narcisistas.”

No se equivocaba.

Justo eso es lo que hemos estado viendo últimamente en contra de Lebron James. Todo un ajusticiamiento mediático, una crucifixión propagandística y la clásica sentencia de “hacer leña del árbol caído”. Es el poder para destruir, es la crítica avasalladora, el pensamiento déspota. Es la frustración insoportable por la insatisfacción. Es lo que el poderoso Kraken de la televisión, la prensa, los medios masivos, y todo el diabólico mundo de la publicidad hacen con los seres humanos, cuando estos no logran aquello por lo que han invertido tanto dinero y propaganda, -al final solo se trata de eso- sin percatarse de que eso es justamente lo que somos todos: seres humanos. Punto.

En cualquier lid, en cualquier competencia, ya sea en una final de la NBA o un campeonato mundial u olímpico o se gana o se pierde. En eso consiste el deporte. Competir y ofrecer el mejor espectáculo a los aficionados que te siguen y apoyan. No es justo que el favoritismo o la expectativa te conviertan la vida en un infierno. Nadie se merece eso. Por lo tanto, me alegro mucho la respuesta que le dio LeBron James a los medios cuando dijo en rueda de prensa al terminar el partido: “…He estado en esta Liga por ocho años. No hay distracciones que me impidan seguir persiguiendo un campeonato de la NBA. Pero ahora lo mejor es voltear la página y prepararnos mejor para la próxima temporada.”

“Como dije antes, yo trabajo duro para tratar de ponerme en condiciones de jugar en un nivel alto, manifestó. Pero la única cosa que sé es que nunca voy a bajar la cabeza y decir: no hice esto de la manera correcta u ojala lo hubiera hecho de otra forma”.

Y no hay razón para hacer lo contrario. Seria absurdo y hasta ridículo siquiera imaginar que no hizo todo lo que pudo hacer por alcanzar la tan acariciada meta de alzarse con un titulo de la NBA. Su lenguaje corporal lo decía todo. Estaba muy comprometido consigo mismo y con sus seguidores como para aceptar el fracaso. Pero, perdió. Y fracasar no significa de ninguna manera humillarse, ni someterse al castigo publico, ni mucho menos tolerar el escarnio de los que quieren manipular su imagen para que se hunda en el lodo.

“…Al fin y al cabo, todas las personas que se ensañaron en mi fracaso, al final del día, tienen que despertar mañana y seguir la misma vida que tenían antes de despertarse hoy, manifestó. Ellos seguirán teniendo los mismos problemas personales. Yo voy a seguir viviendo de la manera que quiero vivir y seguir haciendo las cosas que quiero hacer conmigo y con mi familia, y ser feliz con eso”, ratificó.

“El Heat de Miami no logró su objetivo, pero la gente tiene que volver al mundo real en algún momento”, concluyó.

Es así. Vivimos en un mundo real. La derrota duele y en este caso, duele más. Hay que saber aceptarla. Y hay que tener mucho temple y suficiente madurez deportiva y profesional para superarlo y mirar hacia adelante. No todos los grandes alcanzan la gloria en su primer intento, o en el segundo o en el tercero. Pero, hay que seguir intentándolo. En vez de lanzarle el venenoso dardo de la frustración, o condenarlo a morir lapidado, creo que seria mucho mejor y más constructivo, darle el crédito que realmente se merece y confiar en su grandeza, su talento y su innegable capacidad deportiva. Yo estoy plenamente convencido de que va a cumplir lo que prometió. De eso no me cabe la menor duda.

1 comentario:

  1. Totalmente de acurdo contigo. No hay mas que añadir, se sabe que los medios de comunicación son en gran medida la causa de que ciertas personalidades del deporte bajen su rendimiento deportivo o que caigan en desgracia. No hay mas razón que construir una buena historia al rededor de estas personas para sacar billete, en ese sentido, les da lo mismo quien es la victima de los huevos de oro.

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