lunes, 20 de junio de 2011

E.U.A

El "sueño americano" es una expresión bien conocida en todo el mundo. Muy popular, pero la veracidad de esta atractiva expresión de posibilidades, de ilusiones, es totalmente falsa hoy día. Otorgarle a cualquier gobierno méritos de honestidad, elevarlo a categoría de ejemplo de democracia y oportunidades es un gran error.

Si analizamos esto profundamente, tendríamos que remontarnos a la historia en este caso de los Estados Unidos y su guerra de independencia contra Gran Bretaña. Los motivos de esta guerra que iniciaron los colonos británicos fue la subida de impuestos de los artículos de primera necesidad. Así, el 19 de abril de 1775 estallo la guerra de independencia en la que intervino Francia y España. Para el 3 de septiembre de 1783, Estados Unidos y Gran Bretaña firmaron el tratado de Versalles que puso término a la guerra por la distribución de fuerzas que hacia imposible un desenlace militar. Para el 17 de septiembre de 1787, se adopta por la convención constitucional de Filadelfia, Pensilvania la Constitución de los Estados Unidos y ratificada después por el pueblo.

Para muchos la Constitución de los Estados Unidos es un ejemplo de democracia, de libertades y justicia, pero una cosa es el documento, y otra la realidad. Hacer respetar y cumplir los preceptos de la constitución americana siempre ha sido en muchos casos un fiasco político. La equidad e igualdad que promulga la constitución en una época estuvo distante de ser una garantía de respaldo y protección para los ciudadanos afroamericanos; la guerra civil a pesar de conseguir que se aboliera la esclavitud no impidió que en los años posteriores los afroamericanos no sufrieran de la mas cruda discriminación racial. Solo era aplicable la constitución para los blancos. Sin embargo, la lucha cívica por los derechos humanos garantizo décadas después todos los derechos como cualquier otro ciudadano en este país.

Como cualquier otro sistema, los gobiernos no dejan de tener un carácter feudal ya que para mantenerse necesitan controlar en una sola palabra la tierra y todo lo que deriva de ella, convirtiéndola en fuente de ingreso directo a través de impuestos sobre propiedad y consumo que halla sido creado por el hombre, y aunque solo en este país los indios americanos fueron los únicos que tomaron posesión sin tener que pagar impuestos sobre la tierra por derecho histórico, también el gobierno como regulador único de la sociedad, el gran terrateniente, teóricamente debía adjudicarse el control de ella como representante directo y administrativo de sus bienes y habitantes, para así garantizar la estabilidad social y garantías de vida. Como filosofía social es aceptable que el gobierno tenga ciertos poderes para administrar y controlar a través de leyes y enmiendas que brinde oportunidades de crecimiento y bienestar para el pueblo, facilitándoles así el derecho a la propiedad privada de todo lo creado sobre la tierra, pero sin apoderarse de esta como podría hacerlo con lo no natural por lo cual pudiera decidir destruirse si así decidiese su propietario. Como deber, esta claro que la tierra no le pertenece al hombre y carece de valor real. En cambio, lo que deriva de ella como materia prima si, y puede ser explotada por la sociedad por un bien personal o colectivo. Pero la teoría de la propiedad establece que la tierra no puede separarse de la propiedad que genera fuente de ingresos, por lo cual ya sea una construcción X o cultivos agrarios siempre generara impuestos. Pero en el caso de los bienes raíces, el valor de la tierra esta condicionado por el valor de mercado inmobiliario haciendo difícil establecer un impuesto único sobre la tierra, como debería de ser, separando los impuestos sobre la renta, la cual se ve influida por los especuladores de bienes raíces. Esto ha traído como consecuencia, que el gobierno se beneficie de los altos precios del mercado y la sociedad se vea cada día mas asfixiada por la subida de estos impuestos progresivos. La crisis económica que hoy vive los EE.UU. fue provocada por los especuladores de la bolsa quienes inflaron el valor de las propiedades inmobiliarias y como origen la tierra género más ingresos al gobierno, no existiendo un organismo regulador que frenara la sobre-valoración de las propiedades y la tierra. Lo mismo sucedió en 1929, cuando la bolsa de Nueva York vivió la fiebre de la bonanza, donde miles de norteamericanos invirtieron en el mercado de valores hasta que los precios de las acciones alcanzaron un alza generado por los especuladores, creando la burbuja económica que hizo caer estrepitosamente el mercado.

No soy un experto económico, pero al final de todo este entramado la clase media y baja -que son la mayoría de los estadounidenses- son quienes sufren los descalabros económicos de este país, provocados por los especuladores del mercado bursátil. La clase dinástica mas rica del país, quienes son los amos y señores de las grandes compañías multinacionales, no sufren estos desastres económicos. Ellos imponen las reglas, planean nuestro futuro a largo plazo. Son los dueños del mercado y principales inversores. Estudian el comportamiento social sobre los cambios económicos futuros, implementan estrategias económicas para ponerlas en vigor paulatinamente para así medir su impacto en la sociedad.  La subida del combustible no siempre es causada por un conflicto bélico. Más bien, son estrategias con visión de predominio. En estas esferas no se manejan la preocupación por no pagar la renta, ni el seguro de carro, o de salud o que no alcanza para el final del mes y te ves obligado a tirar de las tarjetas de crédito que pertenecen a estos Lores. Estos grandes “garroteros” no pertenecen a la sociedad real; son por ende soberanos en la tierra.

En el año 2000 el galón de gasolina regular se pagaba a $1.20 dólares estadounidenses. Una década después se paga a casi $4 dólares. Las esperanzas de que el combustible regrese al precio de $1.20 son cero. Los avances tecnológicos en el transporte no harán que retroceda el mercado del crudo aunque un auto híbrido pueda hacer de 60 a 100 millas por galón. Si en el futuro los intereses de los poderosos por obligación optaran por una forma de energía limpia antes que el planeta se destruya, es porque ya están lo suficientemente preparados para abandonar el combustible fósil, controlando cualquier otra alternativa que represente control económico mundial. Hasta entonces, seguirán dominando el mercado e introduciendo señales imperceptibles dirigidas al control del espacio macro-económico y la sociedad mundial, The New Word’s Order ya esta en vigor.

Mientras tanto, los cabilderos del capitolio seguirán boicoteando cualquier propuesta que ayude a aliviar los problemas financieros de pueblo, apoyando a las grandes compañías. Un ejemplo de ello ha sido el proyecto de salud promovido por el gabinete de Barak Obama, que ha quedado reducido a unas cuantas paginas. Las compañías de seguro al ver amenazados sus millonarios ingresos por el proyecto de salud la hicieron retroceder. Queda claro que los congresistas, senadores y todo el gabinete presidencial no representan al pueblo como queda plasmado en la constitución americana. Ellos debían representar ese papel, pero en realidad responden a los intereses de los poderosos quienes son los que controlan el país. Así seguirán, conspirando para desestabilizar regiones con alto grado de conflictos para abrirle espacios al desarrollo de la industria armamentista que genera ganancias multimillonarias y estabilidad económica, mantener la hegemonía política mundial -merito que gano EE UU después de la segunda guerra mundial- y que hasta el día de hoy mantiene después del derrumbe del campo socialista. Supuestamente, con el fin de la guerra fría, los gastos en materia de tecnología y desarrollo militar debieron reducirse, pero aumentaron de 10 billones al termino de la guerra fría hasta 461,2 mil millones constantes después de concluida la etapa. Los gastos generados en EE.UU. después de 9/11 hasta el año 2009 fueron de 1,011 billones de dólares en la lucha contra el terrorismo en Afganistán e Irak y otros territorios del norte de África, aunque se sabe que el verdadero objetivo de la guerra fueron los intereses de las multinacionales petroleras sobre las riquezas del medio oriente. Cabe destacar la gran conjura que orquesto el gobierno de Bush para invadir a Irak, mentira que quedo impune ante la opinión publica.

Con la mitad del gasto militar se podría financiar el proyecto de salud y darle al pueblo estadounidense ese derecho, pero los grandes intereses impiden que se aplique en su totalidad el proyecto de salud. La Constitución de EE.UU. esta lejos de ejercer su totalidad, como cualquier otro gobierno, pues es importante mantener a la sociedad un tanto ocupada en otras cosas y no darle espacio para descubrir la verdad que se oculta o el acceso a la información.

Por otra parte la corrupción gubernamental goza de ciertos privilegios que no tiene la sociedad porque no tiene el capital para respaldarlo, desde el famoso caso de Watergate en 1972, en el cual estuvo implicado directamente el presidente Richard Nixon y fue obligado a dimitir de su cargo de presidente por conspiración, hasta el mas reciente escándalo de Wachovia Banks por el lavado de dinero de narcotraficantes mexicanos: los dueños quedaron impunes de cargos; el gobierno decidió ponerle una multa de 160 millones de dólares con la promesa de no reincidir en actos delictivos. A un ciudadano común si se le acusa de conspiración, lavado de dinero o narcotráfico puede ser condenado de 20 años a cadena perpetua o pagar sumas millonarias por su condena.

En definitiva, como dije al principio, una cosa es el papel y otra la realidad. La constitución de los EUA parece un sueño engavetado, que solo se expone como pieza de museo, como orgullo nacional, y que en realidad seria lo ideal y aunque no es perfecta, quienes la defienden en nombre del pueblo, solo procuran ganar privilegios que se les niega a la sociedad.

Alguien dijo alguna vez: Este país es un comunismo con dinero, comida y combustible.

1 comentario:

  1. Mi opinión es que hay una urgente necesidad de transformación dentro de los EE UU, pues es evidente que estamos ante un proceso histórico y no ante hechos que van a sucederse uno detrás de otros de la noche a la mañana. La crisis, ya no económica, aunque si de la “hegemonía” de los EEUU, -pero no necesariamente del sistema- ha creado muy serios problemas originados en los tremendos gastos improductivos derivados de la guerra, el despilfarro, las especulaciones y los enormes déficits que se generan como consecuencia directa o indirecta de estos eventos.

    Ahora bien, la opinión casi unánime de que EEUU ya no conserva hoy, ni de lejos, la hegemonía de hace 6 décadas, cobra mas fuerza cada minuto. Europa, Japón, Asia, India y desde luego China –y últimamente Rusia- le han declarado abiertamente la competencia económica a los Estados Unidos, con tasas de crecimiento anual entre el 5 y 11% y aunque EEUU continua siendo militarmente la gran potencia, hay que destacar las enormes inversiones que hace en ese campo, no necesariamente productivo. Las inversiones militares, lejos de ser eficientes en el desarrollo económico a largo plazo, se convierten en una carga insostenible al erario público incrementando la deuda nacional y desfalcando hasta el fondo el bolsillo de los contribuyentes. Y quince años después del término de la “guerra fría” la economía de Estados Unidos, lejos de reconvertirse al servicio de la sociedad continúa y continuara sirviendo a la “clase élite” cuyo único y sagrado fin es buscar incrementar sus ganancias a costa de lo que sea. Treinta años atrás, el 10% de los norteamericanos más ricos ganaba 20 veces más que el resto del país. Hoy percibe 77 veces más. La clase media, -el 46.5% de la población norteamericana- con niveles record de desempleo y enfrentada a las ejecuciones hipotecarias, a la dificultad para acceder a la autonomía económica al negarse rotundamente los bancos a ofrecer créditos de alto riesgo, a la pérdida de expectativas o a la quiebra de los proyectos vitales ha sido la gran perdedora en esta contienda.

    Si el fin de la hegemonía estadounidense se esta acercando podría entonces encarnar forzosamente la liquidación del propio sistema norteamericano. Y del sueño de sus conciudadanos.

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